Fernando Fazzolari

Exposiciones

Antropofagia, el Tiempo y la Memoria

GalerĂ­a Alvaro Castagnino

1983

LA ANTROPOFAGIA, EL TIEMPO Y LA MEMORIA

 

La antropología, el tiempo y la memoria, pueden ser referentes válidos para aproximares a una lectura correcta de las obras de Fernando Fazzolari. Es que sus bocas resumen todo lo comido y todo lo devorado. En ambos casos, sea por lenta trituración u ominoso y rápido engullido, nada queda para reconstruir, ni nada se intenta reconstruir. Fazzolari nos coloca ante el hecho fáctico de una pertinaz bambruna, de una corrosiva voracidad. Sin degradación, cierto, pero rozándola de manera imperceptible, como una vaga resonancia atemporal a la cual, en algún momento, habrá que tener en cuenta.

 

Mundo, de una gran capacidad síntesis, permite que ésta actúe como revelación de las intersecciones que integran su lenguaje., De lo dicho y explicativo, que es una adjetivación precisa y urticante y de lo no dicho e implícito, que es una metáfora esquiva y peligrosa.

 

Fazzolari  acota un campo básicamente dramático, incisivo y por momentos lacerante. Pero indaga en la herida con solicitud casi amorosa, con la claridad de un cirujano. La luminosidad aromática de sus cuadros, el evidente placer de pintar y manejar la materia, tan natural que, desde las sutilezas de valores (¡qué bien inserta y distribuye sus blancos!), a las dinámicas convergencias de cromos sustancialmente vívidos y hasta festivos, se apañan para que el clima de estas densas criaturas (bocas, orificios, fosas, cuerpos o hendiduras), tengan la aséptica y la sinfonía de silencio de una sala de vivisección.

 

Allí Fazzolari ejecuta sus incisiones sobre la carne viva de la mente, penetra, explora, sujeta y hasta muerde. Muy rara vez desgarra. Lo hace transgrediendo el sentido de la totalidad. Se dirige al fragmento, a la parte y aborda su indagación apoyándose en otros fragmentos y otras partes: fragmentos del tiempo y la memoria.

 

Es por eso que sus sillas pueden no estar completas, ni sus cuerpos enteros, ni su espacio definido. Cámara o superficie, glúteo o muslo, todo acota siempre lo que falta, lo que no está. ¿Pero en qué, sentido Fazzolari: se asoma o regresa? ("Retrato precoz de Natalia y Carolina").

 

Quizás las respuestas posibles sean todas válidas. Lo importante es la magnitud de su inocencia, su entrega a la carne, su dimensión de ternura.

 

Ahí están expuestas en la rápida y precisa colocación de sus pinceladas, en las voladuras que suavizan, protegen y rodean en las formas, en la exaltación de la parte como evidencia, en la fertilidad de sus imágenes.

 

Un juego de abalorios carnal y sólidamente humano.

 

 

Horacio Safons

 

Agosto de 1983